¿Qué son los licores?
Los licores se caracterizan esencialmente por su sabor dulce y su textura densa. Se elaboran usando como materia prima cerezas, arándano, mora, espino, anís, menta, cítricos, lácteos, etc. Dichos alimentos se añaden al alcohol o a un destilado o a otra bebida espirituosa para aromatizarlos. El licor resultante tendrá un grado alcohólico mínimo de 15 % vol. y tan solo se admite añadirle sustancias y aromatizantes que sean naturales o idénticos a los de los alimentos utilizados.
Es esta versatilidad la que los convierte en herramienta habitual en coctelería, cocina y repostería, así como anima a disfrutarlos solos, con hielo, o mezclados con refrescos.
Tipos de licores
Existen en Europa distintas categorías de licores atendiendo a su elaboración particular: licores de frutas, licores de hierbas, licores de huevo, guignolet, sambuca, marrasquino... En los casos en los que el contenido en azúcar es igual o superior a los 250 gramos por litro podemos llamar al licor crema.
Consecuencia directa de la variedad son también las muchas indicaciones geográficas reconocidas para este tipo de productos, en especial en Alemania, Italia, Austria, Francia y, por supuesto, España. En nuestro país, el consumidor puede optar por la tonificante personalidad del Palo de la isla de Mallorca, realizado con quina y genciana; o por la compleja Ratafía catalana, elaborada con la mezcla de diversos frutos, hierbas y especias; o quizá por el Cantueso alicantino de paladar aterciopelado, cuya personalidad silvestre proviene del tomillo originario de la misma zona; o también por los licores de Galicia, cuyas materias primas pueden ser el café o hierbas características, popularizados como acompañamiento a la finalización de las comidas.
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